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Collioure





                                                                    CARCASSONE

 Cuando vamos a la conocida localidad francesa de Carcassonne, nos quedamos quizás con la ciudad medieval amurallada encaramada en la colina, pero la Basse Ville, la ciudad baja, también tiene su encanto particular, siendo un magnífico punto de partida para visitar la región del Languedoc. Carcassonne es un tesoro histórico que no debemos dejar de visitar.
Hay que tener en cuenta desde el principio que la ciudad amurallada se halla encaramada en la colina, por lo que la caminata empezará desde el principio. La entrada es libre en la mayor parte de la ciudad. Sólo los castillos y las torres requieren de una entrada. Una vez que atravesamos el puente levadizo, sobre un foso ya seco, es posible apreciar los muros dobles que hicieron de Carcassonne una ciudad impenetrable. Se puede pasear por la parte externa de las murallas, contemplando la ciudad y los alrededores. Resulta curioso observar los agujeros de las flechas hechos en las paredes.
La primera vista de la ciudad quizás a lo mejor no os guste tanto. Las calles están abarrotadas de tiendas de souvenirs, espadas de plástico y castillos en miniatura. Hay una mazmorra infantil y un montón de cafeterías. Sin embargo, una vez que nos escapamos de estas calles, otras ya sí nos muestran el encanto de lo medieval. Magníficas construcciones de piedra, estrechas callejuelas de adoquines que han visto pasar innumerables generaciones en sus 2000 años de historia.
La Carcassonne de hoy se inició con la ocupación romana en el 10 a.C. Durante siglos, las fortificaciones se aumentaron y mejoraron. En el siglo V los visigodos construyeron los muros casi impenetrables. La ciudad quedó bajo el control de la Corona francesa en 1247, dando Luis IX, y su sucesor, Felipe III, la oportunidad de reforzar los muros. Fue durante este período cuando se desarrolló la ciudad nueva.

En los siglos XVII y XVIII, Carcassonne pasó a un segundo plano en cuanto a importancia militar, desmoronándose algunos de sus muros. A mediados del siglo XIX, el Gobierno francés, volvió a restaurar la ciudad a su antigua gloria.
Pero Carcassonne no sólo es la ciudad vieja, medieval e intacta, sino que el turista se sorprende de que el castillo no aparece aislado, sino que la ciudad cuenta con excelentes centros comerciales, y varios restaurantes que sirven la excelente gastronomía local. Cuenta con edificios atractivos y pintorescos, plazas y calles adoquinadas que nos hacen ver que estamos en un tiempo totalmente diferente.
 También tenemos el gran atractivo del Canal du Midi, que cruza la ciudad. La estampa de los barcos amarrados al puente es una fotografía que debemos incluir obligatoriamente en nuestra visita. No es para nada caro alquilar un barco por al menos dos horas y recorrer la ciudad a través del Canal.




                                                                      CAHORS


No existe la más mínima duda. Todos los caminos que se internan en el alto Lot tienen su principal puerta de entrada por Cahors. Esta verdad geográfica también la conocían galos y romanos y de ahí que fundaran en ese estratégico lugar la ciudad de Divona Cadurcorum. Otro motivo que les impulsó a esta elección era la existencia de una surgencia sagrada —Fontaine des Chartreux— que después de dos mil años todavía sigue surtiendo de agua potable a la localidad.

El meandro sobre el que se asienta Cahors, rodeado por colinas cubiertas de bosques, es tan cerrado que visto desde arriba semeja una perfecta península con su correspondiente istmo. Los más curiosos tienen un buen lugar para contemplar esta singular disposición paisajística en el cercano mirador de Mont St.-Cyr.

Bien desde esta atalaya o bien internándose en el corazón de la ciudad, en seguida uno se da cuenta de la prosperidad de la que gozó Cahors durante la Edad Media. Su mayor esplendor data de los siglos XIII y XIV, cuando se convirtió, favorecida por la llegada de comerciantes y banqueros lombardos, en uno de los mayores emporios económicos de Francia. Un acontecimiento de la crónica social del año 1322 es la mejor prueba de esta importancia: Jacques Duèze, natural de Cahors, fue elegido Papa. Juan XXII no se olvidó de su ciudad y la dotó con una prestigiosa Universidad.

La guerra de los Cien Años marcó un notable paréntesis en este floreciente período, ya que en 1360 la ciudad fue cedida por el Rey de Francia a los ingleses. La mayor parte de sus habitantes tomaron el camino del exilio y toda la urbe sufrió un importante deterioro.

UN PUENTE FORTIFICADO
A pesar de estos avatares históricos —a los que habría que sumar los enfrentamientos del siglo XVI entre católicos y hugonotes—, Cahors ha sabido conservar una buena parte de sus monumentos. El más famoso de todos y el que se ha convertido en símbolo inequívoco de la ciudad es el Pont Valentré, una admirable construcción militar de mediados del siglo XIV. El puente, que salva las aguas del río Lot por medio de siete arcos apuntados, aparece custodiado por tres elevadas torres rematadas con matacanes. En un cercano muelle se puede tomar un barco que permite descubrir unas insólitas panorámicas del puente y de buena parte del entorno urbano.
Puente en Cahors



Saint Cirq La Popie (afueras de Cahors)

 
                         












                                   




             

Perigord - Rocamadour


CHATEAU DE BIRON



MONPAZIER




Fundada en 1284 por iniciativa de Eduardo I con Piere de Gontaut, seňor de Biron, se hará definitivamente fancesa sólo bajo Carlos V (rey de Francia de 1366 a 1380).
Siete veces centenaria, la Bastida de Monpazier ha conservado su caracter de origen a pesar de los daňos causados por la guerra de Cien aňos y los de las guerras de religión.


La Bastida
La ciudad forma un cuadrilátero perfecto de 400 m por 220. Las calles van de un lado al otro paralelas a los lados más largos, cuatro calles transversales las cruzan, partiendo así la ciudad en compartimentos rectangulares.
En el centro, la plaza de las Cornières está rodeada por casas edificadas entre la Edad Media y el siglo XVII.
Todas las viviendas de Monpazier presentaban en su origen la particularidad de ser de tamaňo idéntico y separadas las unas de las otras por estrechos intervalos o “andrones” para que no se propagaran los incendios.

La plaza de las Cornières

Esta plaza está rodeada por un conjunto de casa cuyas plantas bajas forman unos soportales. Sigue teniendo su antiguo mercado cubierto cuya estructura del siglo XVI se sujeta con pilares de madera sostenidos por bloques de piedra.





Iglesia Saint Dominique
Construida en el siglo XIII y arreglada varias veces, esta iglesia presenta una nave única, abovedada con ojivas y prolongada por un abside poligonal.


BELVES

Construido en lo alto de una colina rocosa (como muchas fortalezas y pueblos debido a la bélica historia de la región).
La ciudad fue fundada alrededor del 250 A.C. por unos celtas, los Belovacos (de ahí el nombre). Durante la Edad Media fue fortificado (con el Castrum) y el pueblo fue tomado y recuperado por los ingleses en 7 ocasiones entre 1242 y 1442, el final de la guerra de los Cien Años.





Durante el Renacimiento, en el siglo XV, se recupera gracias al priorato benedictino y al convento dominicano. Posteriormente sufrió las consecuencias de la guerra, esta vez de las guerras de religión.
En el pueblo hay diversos edificios góticos y del renacimiento, además de 7 torres de iglesias. Destaca la plaza de las Armas y su mercado cubierto de madera, del siglo XV, y en el que se conserva una cadena en un pilar en la que se ataban a ladrones y malhechores.





Otros lugares de interés son el convento dominicano y su torre octogonal (XIV), el castrum (XI), la iglesia fortificada que es parte del monasterio benedictino anterior (XIV), el hospital (XVII), el castillo (XIV) y bajo al planta del mercado las habitaciones troglodíticas, cuevas habitadas en la Prehistoria y luego en la Edad Media en las que hay una exposición de cómo se vivía durante la Edad Media. 
Hay numerosas tiendas y restaurantes en los antiguos edificios de las calles alrededor de la plaza.




LA ROQUE GAGEAC

La Roque-Gageac es tan antiguo como misterioso. Este poblado situado a los pies de un acantilado ha estado ocupado por seres humanos desde la prehistoria. De la época galo-romana, quedan los vestigios de una antigua vía y el emplazamiento de una villa, así como un pozo romano en un estado impecable. La ocupación que se conoce del lugar es, sin embargo, menos distante, ya que sucede alrededor del año 849 con la llegada de los normandos al Périgord. Época de invasiones, vikingos, con sus drakkars navegando por el Dordoña, todavía quedan los antiguos fuertes construidos en el acantilado por los habitantes del poblado para protegerse de estos últimos. Otros vestigios de esta época son los recintos con casas fortificadas, que hicieron de Roque-Gageac una verdadera fortaleza. Este asentamiento realmente fortificado resistió las hostilidades entre franceses e ingleses. Solamente las puertas permitían el acceso al pueblo

BEYNAC ET CAZENAC

 La creación de Beynac-et-Cazenac data de la edad de bronce (2000 a.C.) y los vestigios de sus inicios se pueden descubrir en el parque arqueológico. Estos dos pueblos se anexionaron en el 1827 tras un mandato real.
El Castillo de Beynac fue testigo y artífice principal de los hechos que, centurias atrás, convulsionaron la región y la vida política de éstos pueblos.
Sabemos que el Valle que hoy conocemos como el Perigord Noir, fue durante el siglo XII y hasta el XVII, protagonista y testigo de la vida y los avatares de los ‘señores feudales’ que regían ésta zona y los reyes de Francia e Inglaterra que compartían sus ansias de posesión y mandato sobre los mismos.
Las fonteras de lo que hoy es la Gran Bretaña llegaban hasta aquí en esos tiempos y nos es difícil de imaginar, como el apacible rio Dordogne fue durante aquellas centurias la frontera ‘natural’ que separaba y oponía a aquellos legendarios reyes. Cada vez que una familia feudal que correspondia al rey de Francia, construía su castillo en alguna colina, era opuesta a otro castillo construido por otra familia pero que rendía cuentas al rey de Inglaterra. Asi, durante siglos fueron surgiendo y desapareciendo dinastias que regían la vida de los pobladores locales. Hoy recibimos el legado de muchos de éstos castillos y fortalezas, aunque la mayoría han sido destruidos por sus propias guerras y otros avatidos por el indiscutible paso del tiempo, podemos visitar algunos de ellos que constituyen el testimonio vivo de aquel lejano y épico periodo de la historia que conocemos como la Edad Media.
El castillo de Beynac se encuentra situado en la comuna francesa de Beynac y Cazenac, en el valle de Dordoña en el Perigord Noir.
“Se trata de una construcción medieval, austera, encaramada sobre la cumbre de un acantilado calcáreo, a una altura de 150 m, que domina el burgo sobre la orilla derecha del rio Dordoña.


El pasado más lejano se pierde en las leyendas aunque su nombre es atestiguado por primera vez en el año 1115, cuando varios señores del Perigord , entre los cuales se encontraba Mainard de Beynac (perteneciente a una de las cuatro baronías), ofrecen sus tierras a Robert de Arbrissel fundador de la Abadía de Fontevrault. En estas tierras boscosas se funda también el mismo año la Abadía de Cadruin. Numerosas donaciones mencionadas durante el siglo XII por el cartulario de esta abadía indican que las posesiones de la familia de Beynac se extendían sobre un considerable territorio. El hijo de Mainard de Beynac, Adémar, que participa entre 1146 y 1148 en la Segunda Cruzada, murió en 1194 sin heredero directo, el mismo año que Ricardo Corazón de León vuelve del cautiverio. En esta época, el castrum de Beynac, dominado por una torre del homenaje rodeada por una muralla almenada y defendida por un foso, constituía un importante enclave de vigilancia del valle del río Dordoña. Era una de las plazas fuertes francesas. Esta zona de la Dordoña era la frontera entre Francia e Inglaterra; no lejos allí, del otro lado de Dordoña, el Castillo de Castelnaud se encontraba en manos de los ingleses.”


“La región fue escenario de numerosas luchas de influencia, rivalidades y a veces combates entre partidarios de los ingleses y partidarios de los franceses, tanto que a nivel local, los conflictos franco-ingleses se concretan en confrontaciones casi permanentes entre Castelnaud y Beynac, sus señores respectivos pretendían afirmar su propia potencia sobre el Périgord. Ricardo Corazón de León toma el castillo, reside unas temporadas allí y lo ofrece a Mercadier, uno de sus más fieles compañeros, a quienes había confiado la guarda de sus castillos en Aquitania durante su ausencia. En 1200, Mercadier es asesinado en Burdeos y el castillo pasa a pertenecer de nuevo a la familia de los Beynac.”

Durante siglos, el castillo y la familia al cual pertenecía, pudieron permanecer fieles al rey de Francia, a pesar de las cruentas guerras que oponían a los ingleses (protestantes) de los franceses (católicos), y fue asimismo testigo de la partida de varias de las Cruzadas que trataron de imponer el imperio del cristianismo a los ‘bárbaros orientales‘.
“Vasallos del obispo de Sarlat, los señores de Beynac continúan siendo a lo largo del conflicto (la Guerra de los Cien Años) fieles al rey de Francia. Sus principales enemigos son los señores del demasiado cercano Castillo de Castelnaud, pasado por matrimonio a la familia de los Caumont y defendiendo así de hecho el partido del rey de Inglaterra. Ambos castillos federan alrededor de ellos a los nobles del Perigord, en una lucha donde es difícil distinguir entre los odios locales y el conflicto entre los reyes de Francia y de Inglaterra. El castillo de Beynac nunca es atacado, mientras que el de Castelnaud cambia muchas veces de manos, de franceses y de ingleses, hasta el año 1442, fecha en la cual Pons de Beynac y cinco otros barones, bajo las órdenes de Carlos VII, expulsan definitivamente a los ingleses del castillo. La familia de los condes de Perigord fue exterminada durante la guerra; los cuatro barones más importantes de la región, Biron, Bourdeille, Mareuil y Beynac, se sumieron en luchas continuas por el título de primer barón del Perigord durante finales del Siglo XV y la primera mitad del Siglo XVI.”
“Finalmente convertidos al protestantismo, los señores del castillo de Beynac participan en los numerosos conflictos del reino a finales del siglo XVI. En 1585, bajo las órdenes del Rey de Navarra, defienden el castillo que sirve muchas veces de refugio o de prisión, y experimenta grandes transformaciones. El rol de la familia Beynac, no obstante, es poco importante, en la sombra de las hazañas y gestas de capitanes como Blaise de Monluc para los católicos o Geoffroy de Vivans para los hugonotes.


Después de la muerte, en 1753, del último heredero varón, las posesiones pasan por matrimonio de su hija, a la familia de los Beaumont, que dejan abandonada la fortaleza hasta finales del siglo XIX cuando un marqués de Beaumont establece su residencia de nuevo en el castillo de Beynac y empieza un importante campaña de restauración que lo conduce a la quiebra. Sus descendientes no pueden mantener el castillo que, clasificado Monumeno Histórico en 1944, es comprado por un particular en 1961.”
Desde hace algunos años, el castillo también a servido como escenario para el rodaje de algunas películas como ‘Juana de Arco’ de Luc Besson en 1999, ‘Los Visitantes’ de Jean-Marie Poiré en 1993, ‘La hija de D’Artagnan’ de Bertrand Tavernier en 1994, los ‘Pasillos del Tiempo’ de Jean-Marie Poiré en 1997 o ‘Chocolat’ de Lasse Hallström en 2000.



CASTELNAUD LA CHAPELL

A principios del sigo XIII, Bernard de Casnac, poderoso señor de Castelnaud, es ferviente defensor de la fe cátara. Simon de Montfort, quien lidera la cruzada en contra de los albigenses, se apodera de Castelnaud en 1214. En 1215, Bernard de Casnac reconquista el Castillo que finalmente será incendiado al cabo de unos meses, por orden del Arzobispo de Burdeos. Se reconstruye en el transcurso del siglo XIII, de esta época es el Torreón cuadrado del homenaje. El lugar sigue imponiéndose como uno de los más poderosos del Périgord. A pesar de su rivalidad con Beynac, vecino y hermano enemigo, los dos monstruos de piedra no se enfrentan directamente.
En 1337 estalla la Guerra de los Cien Años. El Castillo, tras el matrimonio de Magne de Castelnaud con Nompar de Caumont, entra en la familia de éste que apoya a los ingleses, mientras que los Barones de Beynac están a favor de los franceses. En poco más de un siglo, el Castillo cambia siete veces de bando. En 1442, los franceses triunfan definitivamente, después de un asedio de tres semanas ordenado por Charles-VII. Una vez acabado el conflicto, los Castelnaud recuperan el Castillo y lo vuelven a construir. Dos torres semicirculares provistas de cañoneras protegen el patio bajo. Se construyen un puente levadizo y una nueva barbacana. Por otra parte, una amplia área residencial se edifica al lado de la Torre del homenaje. Castelnaud se mantiene como centro de mando del señorío y la torre de artillería, construida en 1520, es la que mejor simboliza el poderío del lugar.
Los Caumont eligen la religión reformada. El Capitán Geoffroy de Vivans, nacido en el Castillo, defiende la fortaleza y se esfuerza por combatir contra los católicos con empeño. Le temen en toda la región, tanto que nadie se atrevió a atacar Castelnaud durante las guerras de religión. Los Caumont siguen siendo los dueños del lugar, aunque ya no viven en él.
Después de la Revolución la vegetación invade el Castillo y se convierte en Cantera. En 1832, cuando el tráfico fluvial y la emancipación de la aldea exigen la construcción de un cargadero para el puerto, se toman las piedras de la parte sur del Castillo.



VEZAC: JARDINES DE MARQUEYSSAC


Se encuentra entre La Roque Gageac y Castelnaud La Chapelle. Lugar de interés artístico, los jardines románticos y pintorescos de Marqueyssac ofrecen más de 6 kilómetros de paseos a la sombra, rodeados por 150.000 bojes centenarios talados a mano y adornados con terrazas, rocallas, recorridos de agua y teatros cubiertos de verdor. Desde el Mirador de Dordoña, a 130 metros sobre el río, se extiende una vista excepcional sobre el conjunto del valle, sus castillos y los pueblos más bonitos de Francia.




VITRAC

Castillo de Montfort
El castillo fortaleza de Montfort es una edificación defensiva del siglo XIII.
Se trata de una fortaleza construida sobre un macizo rocoso de 317 metros de altura dominando los valles de la zona.
Una fortaleza en un enclave como éste no podía sino despertar la codicia de quien pretendiera ostentar la soberanía del Périgord. De hecho, la historia del castillo se resume a una sucesión de asedios y luchas por su posesión: en 1214 fue tomado por Simón de Montfort, quien lo mandó demoler. Reconstruido y arrasado otras tres veces –durante la Guerra de los Cien Años, bajo Luis XI y bajo Enrique IV–, fueron las restauraciones del s. XIX las que le dieron su actual aspecto de castillo de opereta.



SAINT LEON SUR VEZERE




SARLAT LA CANEDA

Se dice que fue habitada desde la época galo-romana. Sarlat se convirtió en una próspera ciudad a finales del siglo VIII, bajo el reinado de Pipino el Breve y Carlomagno cuando los benedictinos establecieron un monasterio allí.
En 1298 la ciudad juró fidelidad al rey de Francia y se emancipó del dominio de los abades. Ganó el derecho a elegir a sus cónsules. En 1317 la ciudad fue elevada a obispado y la iglesia de la abadía se convirtió en la catedral de San Sacerdos. A partir de ahí empezó un florecimiento arquitectónico, construyéndose la iglesia de Santa María junto con numerosas casas y edificios públicos.
Durante la guerra de los Cien Años resistió todos los asaltos pero pasó a formar parte de Inglaterra por el tratado de Bretigny (1360), en el que Eduardo III de Inglaterra recibía el sudoeste francés a cambio de renunciar al trono de Francia. Diez años más tarde los ingleses fueron expulsados de la ciudad. Un siglo después las guerras de religión causaron estragos.
Sarlat fue próspera en los siglos XVI, XVII y XVIIII, pero después se aisló de las corrientes modernas, lo que permitió que conservase intacto su increíble aspecto.
Sarlat es una de las ciudades más representativas de la Francia del siglo XIV y tiene el mayor número de edificios históricos por metro cuadrado de toda Europa.


Catedral de San Sacerdos



San Sacerdos era una iglesia románica del XII que en el XIV se convirtió en catedral. Tiene restauraciones y reconstrucciones de los siglos XV, XVI y XVII. La parte de atrás es bellísima y lleva al antiguo cementerio.
En el cementerio vimos la curiosísima torre de San Bernardo, conocida como "linterna de los muertos". Conmemora que en 1147 San Bernardo de Claraval pasó por Sarlat regresando de una cruzada y realizó, según la leyenda, una curación colectiva con panes.


TURENE

Los primeros señores de Turenne aparecieron en el siglo noveno. La ciudad se convirtió en un estado feudal verdadera después de las Cruzadas y uno de los grandes feudos de la Francia del siglo 14. Desde la Edad Media hasta el siglo 18, el vizconde de Turenne tenía autonomía completa. Hasta 1738 los oficiales de justicia, a pesar de rendir honor al rey de Francia con homenajes sencillos, estaban libres de impuestos y actuaron como verdaderos soberanos (podían aumentar los impuestos, acuñar moneda, etc). El Vizcondado formaba un Estado dentro del Estado. Por ello, cuando el rey prohibió el tabaco (introducido en Aquitania, en 1560), la medida no se aplicó en el vizcondado.

El 8 de junio de 1738, Turenne fue vendido a Luis XV para pagar las deudas de juego de Charles Godfrey, el último de los vizcondes de la familia De La Tour d'Auvergne. Así terminó la casi independencia de esta fortaleza francesa. El vizcondado, además, se convirtió en súbditos de Luis XV y se vieron obligados a pagar impuestos. El rey también ordenó el desmantelamiento de la fortaleza.


COLLONGES LA ROUGE


CUREMONTE



Región de Aveyron



Belcastel
Esta pequeña ciudad del Aveyron posee una historia sorprendente que le ha dado fama y renombre. Las etapas de gran prosperidad, guerras y crisis, abandonos, ruinas... precedieron a un extraordinario renacimiento que hace de ella actualmente un punto de referencia ineludible en la región.
El castillo fortificado, construido en la parte más alta del pueblo, propiedad de la familia Belcastel, era una etapa inevitable en la ruta de la sal y por los caminos de Santiago de Compostela. Con sus seis torres y las magníficas vistas panorámicas, dominaba el paisaje circundante. La familia, arruinada por las guerras de religión, abandonó el castillo, que quedó asolado por la guerra de los cien años, al igual que el pueblo. Muy recientemente, en 1970, se emprendió la reconstrucción. Belcastel recuperó entonces el castillo y el encanto del lugar. Belcastel ofrece a los visitantes el descubrimiento de una arquitectura espléndida, el antiguo puente de piedra y la iglesia del siglo XIV.

La Couvertoirade
La Couvertoirade es uno se esos pintorescos poblados medievales situado en el mismo corazón del Larzac, a unos 800 metros de altitud,  y perteneciendo precisamente a lo época de hospitalarios y templarios, contando hoy con menos de doscientos habitantes en la aldea.
Este pintoresco sitio tiene como característica distintiva el ser completamente peatonal, por estar rodeado de murallas.
Antiguas y bonitas casas adornadas con preciosos dinteles nos acompañarán en  toda la ciudad.
Couvertoirade significa agua cubierta y le fue puesto ese nombre a la ciudad por la existencia de diversas cavidades formadas de manera natural donde era almacenada el agua.
Es una experiencia diferente entrar en este pueblo y encontrarse con sus calles donde se puede caminar libremente reviviendo épocas pasadas, conociendo las historias del poder de los Templarios y la vida y quehaceres de los Hospitalarios.
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Conoceremos un fantástico castillo al que se accede por una de las puertas que se encuentra en la muralla, construido por los Templarios en el siglo XV sobre una prominencia rocosa donde fue creándose a sus pies este bello pueblo que es Couvertoirade.
Lamentablemente del castillo sólo ha quedado una parte ya que han desaparecido los dos pisos superiores, pero igual puede admirarse su belleza e imaginárselo en su época de esplendor. Lo mismo ha ocurrido con su iglesia que fuera edificada en el Siglo XIV y de la cual sólo quedan ruinas.
Por suerte el resto de este bellísimo pueblo se encuentra en un estado de conservación excelente, lo que nos permitirá poder imaginar cómo sería la vida en una ciudad medieval

Conques

Conques se encuentra en el valle del río Dourdou de Conques, en el sudoeste del país y es uno de los centros de peregrinación más importantes de Francia gracias a la Abadía de Sainte-Foy.

Los peregrinos empezaron a llegar a este lugar en el siglo XI cuando los monjes de la abadía obtuvieron las reliquias de Sainte Foy, una de las primeras mártires cristianas. La abadía desde entonces es parada dentro del Camino francés de Santiago.
La villa de Conques cuenta con apenas 300 habitantes y se aferra a la ladera de una montaña, no hay ninguna sola casa de esta villa que rompa con la armonía del paisaje. Su calle principal se abre a la abadía de Sainte-Foy que sin duda es la edificación más importante.

El interior de la Abadía es de estilo románico con una nave muy elevada y tres capillas en el extremo este (construidas para proporcionar más altares a los peregrinos. Su construcción data de entre los años 1045 y 1060. Hay que destacar de este conjunto histórico y monumental el tesoro de la abadía que ha logrado sobrevivir a la Revolución escondido por la gente del pueblo.

Espalion
La parte más interesante de la ciudad es el barrio junto al río, con sus casas antiguas con galerías y balcones, una vez utilizados como curtiembres, colgando sobre el agua. La mejor vista de la zona es desde el Pont Neuf, ya que aguas arriba hay un puente rojo de piedra arenisca y justo detrás de él, la cúpula y las torres del Castillo que data de 1572

 La iglesia románica de San Hilarión de Perse fue construida  en el siglo XII. Allí, en el reinado de Carlomagno, los sarracenos cortaron la cabeza de San Hilarión. 


Estaing
A la entrada de las gargantas del Lot, al pie de los montes de Aubrac, la ciudad medieval de Estaing entra en comunión con un espolón rocoso. Su castillo (siglos del XV al XVII) fue la residencia de la familia de los d'Estaing,  combatientes (especialmente junto a Felipe Augusto, Ricardo Corazón de León y Lafayette), gobernadores, obispos, un cardenal, un lugarteniente general de los ejércitos del rey.


El castillo domina el pueblo con su torreón cuadrado, sus atalayas y una elegante abundancia de cuerpos estructurales. La historia lo ha dotado de un rico patrimonio: iglesia dedicada a Saint-Fleuret (el patrón de la ciudad, que se celebra el 1er domingo de julio), capilla del Ouradou, residencias renacentistas, antiguo colegio de 1529, etc.

El puente gótico sobre el Lot, que data del siglo XVI, está inscrito en el patrimonio de la humanidad de la UNESCO como hito importante del camino del Puy. Está decorado una hermosa cruz reproducida en joyería y, además, tiene la estatua del obispo François d'Estaing, constructor del puente y del magnífico campanario de la catedral de Rodez. Aún actualmente, son numerosos los caminantes que toman esta ruta en su andadura hacia Santiago de Compostela.

Saint Come d Olt


Saint-Côme-d'Olt está ubicado en una hondonada en el valle del Lot.  La calle circular que rodea el centro del pueblo y sus murallas, que se han convertido en las fachadas de las casas, dan de Saint-Côme-d'Olt una apariencia excepcional. 

El corazón del pueblo ha conservado su carácter medieval, con sus tres puertas de entrada fortificada y sus callejuelas. Aquí se encuentra la casa solariega de la Calmont, construida en el siglo 12 y que cuenta con dos imponentes torres del siglo 14. También  hay dos monumentos clasificados como históricos: el castillo de Castelnau, que data del siglo 13, así como las Chapelle des Penitentes, un antiguo hospicio para los peregrinos y ahora sala de exposiciones.


Viaducto de Millau
El viaducto de Millau, en Aveyron (Francia), es el puente más alto del mundo. Inaugurado el 14 de diciembre de 2004 tras 36 meses de trabajos de construcción, la estructura alcanza una altura máxima de 343 metros sobre el río Tarn, y una longitud de 2.460 m, entre el Causse du Larzac y el Causse Rouge; tiene 7 pilares de hormigón, y la calzada tiene un ancho de 32 metros.